3/23/2008

Yo no llamo!

Hacer un pedido telefónico puede ser un verdadero dolor de cabeza. Un desafío que pocos quieren asumir. (claro, estando fumando) Un simple diálogo telefónico nos enfrenta a la imposibilidad de la coherencia. El miedo de no poder hilvanar dos palabras seguidas, el terror a tentarte y fastidiar al proveedor de la ingesta esperada, son tan temidos como el descenso por la gente de Racing. Las frases usuales en estos casos son: - yo no pido. - yo voy a la puerta pero, no pido!. Es más hay quienes que llegaron a decir yo invito, pero no pido.
Una noche llamamos a Freddo, luego de árduas dispustas se asignó quien haría el pedido y el encargado de ir a buscarlo a la puerta. El helado se pagaría con tarjeta, pero no la del que realizaba el pedido. Hasta ahí todo ok. Pero, el telemarketer le pidió a nuestro compañero de churro, que deletreara el apellido del titular de la tarjeta. No metió una letra en forma correcta, se dió cuenta y quizó volver sobre sus palabras. Esto fue motivo de una risa generalizada y una de las integrantes del grupo, goléandose la cabeza contra la heladera para poder parar de reírse. Ah, mis gustos los pidió mal. Me vino helado de coco. Puaj!

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